Hace varias semanas que no participo en los relatos de los jueves por diversas causas; gripe, falta de motivación, el peor duelo de mi vida... Aún no estoy en el mejor de los estados, pero la temática de esta semana propuesta por Mag, es de mis preferidas, el Binomio Fantástico. Podéis ver la lista de todos los participantes en >>> La trastienda del Pecado
Como he dicho no estoy en mi mejor momento, por eso me he limitado a adaptar un relato que escribí hace mucho tiempo. Tiene algo más de 150 palabras, os pido disculpas. Mis palabras elegidas son monja y camaleón. Espero que os guste.
El extraño caso del camaleón gregoriano.
El camaleón apareció entre los bultos de la nueva monja que vino de la misión africana. Esos bichos no eran temibles ni ruidosos, la paz del claustro no se vería afectada; sin embargo la madre superiora instó a la recién llegada a dejar al lagarto de ojos globulosos en el jardín. El verde y estrábico animalito quedó libre, cazó hormigas y otras piezas que se cruzaron en su camino y saciado, trepó a un ciruelo y se durmió.
La campana anunciaba laudes y desde lo alto divisó una comitiva de monjas que una a una penetraban en la capilla.
Minutos después lo envolvió un sonido maravilloso. Su curiosidad lo animó a trepar por el muro hasta las vidrieras y por un cristal roto irrumpió en el interior del oratorio en el mismo instante que las aniñadas voces de las religiosas entonaban:
“🎵 Pange lingua glo ri o si
Corporis mysterium
Sanguinisque pre ti o si
Quem in mundi pretium 🎵 ”
El camaleón se estremeció. Con los ojos vueltos y extasiado por las voces que brotaban de las gargantas de las monjas, ofrecía sinuosos tornasoles al ritmo de los acordes gregorianos.
Uno corriente hubiese muerto al cabo de cuatro años; sin embargo el camaleón gregoriano es especial. El fenómeno llegó a extramuros y desde entonces sale cada año de gira con el coro de las monjas exhibiendo sus colores en los conciertos.